
El monitoreo fetal es un procedimiento esencial en el seguimiento del embarazo, especialmente cuando se trata de evaluar la salud del feto y de la madre. Utilizado principalmente para controlar el ritmo cardíaco fetal y la actividad contráctil del útero, este examen no invasivo es una herramienta clave en el marco de los cuidados obstétricos.
Como profesional de la salud, es crucial entender los fundamentos del monitoreo fetal, su desarrollo y las indicaciones específicas que justifican su uso.
En este artículo, le explicaremos en detalle qué es el monitoreo fetal, cómo se lleva a cabo y por qué es importante para el bienestar de la madre y el niño.
El monitoreo fetal permite medir en tiempo real dos parámetros vitales: el ritmo cardíaco del feto y las contracciones uterinas. Se basa en el uso de dos sensores colocados sobre el abdomen de la futura mamá, conectados a un dispositivo llamado tococardiógrafo. Este aparato registra los datos en forma de gráficos, permitiendo un análisis preciso del estado de salud del feto y el progreso del embarazo.
El monitoreo fetal generalmente se realiza al final del embarazo o durante el trabajo de parto. Sin embargo, también puede utilizarse antes si hay patologías fetales o maternas que requieran un monitoreo más intensivo. Una de las grandes ventajas de este examen es que es totalmente no invasivo, lo que garantiza la seguridad de la madre y el feto, al tiempo que ofrece información crucial sobre su estado de salud.
Desarrollo del monitoreo fetal
Preparación de la paciente
Durante el monitoreo fetal, la futura mamá generalmente debe acostarse de lado izquierdo, una posición que optimiza la precisión de las mediciones a la vez que garantiza su comodidad.
Esto también permite una mejor circulación sanguínea hacia el útero y el feto.

Posicionamiento de los sensores
Primer sensor (Tocografía): Colocado alrededor de la parte inferior del abdomen, captura las contracciones uterinas midiendo su frecuencia, intensidad y duración.
Segundo sensor (Cardiotocógrafo): Un sensor de ultrasonido que utiliza el efecto Doppler para medir el ritmo cardíaco fetal. Este sensor se coloca cerca del corazón del feto.

Interpretación de los trazados
Los trazados obtenidos del tococardiógrafo proporcionan información detallada sobre el estado del feto y de la madre. Se generan dos trazados:
Trazado superior: Muestra el ritmo cardíaco fetal, que normalmente está entre 110 y 160 latidos por minuto.
Trazado inferior: Representa la actividad contráctil del útero, ofreciendo una evaluación de las contracciones y su impacto en la salud de la madre y el bebé.

¿Cuándo y por qué prescribirlo?
Patologías maternas
El monitoreo fetal se recomienda a menudo en casos de patologías maternas como la hipertensión arterial o la diabetes gestacional. Estas condiciones pueden afectar el bienestar fetal, y la vigilancia regular del ritmo cardíaco y de las contracciones ayuda a prevenir complicaciones graves.
Patologías fetales
En caso de retraso en el crecimiento intrauterino u otras anomalías fetales, el monitoreo fetal es indispensable para evaluar el nivel de oxigenación del feto y detectar signos de sufrimiento.
Embarazos gemelares
Los embarazos múltiples requieren un seguimiento más estrecho, y se recomienda el monitoreo fetal para evaluar la salud de ambos fetos, especialmente en caso de signos de sufrimiento o complicaciones.
Vigilancia en caso de contracciones
El monitoreo fetal también se prescribe si la futura mamá presenta contracciones prematuras fuera del trabajo de parto, para analizar su frecuencia y su impacto potencial sobre el feto.
En general, una sesión de monitoreo fetal dura entre 30 y 60 minutos, dependiendo de las necesidades específicas de la paciente y su estado de salud. La frecuencia de los exámenes depende de los antecedentes médicos, los riesgos asociados con el embarazo y las recomendaciones del equipo médico. En caso de complicaciones o seguimiento más intensivo, pueden ser necesarias sesiones más frecuentes.
El monitoreo fetal está completamente cubierto por la seguridad social, lo que garantiza el acceso equitativo a esta vigilancia esencial para todas las mujeres embarazadas.
La duración y la frecuencia del monitoreo fetal
La importancia del monitoreo fetal durante el trabajo de parto
El monitoreo fetal se vuelve aún más crucial durante el trabajo de parto, especialmente durante el parto. Las anomalías en el ritmo cardíaco fetal pueden ser indicativas de sufrimiento fetal, lo que requiere una gestión rápida y adecuada.
La interpretación correcta de los trazados permite tomar decisiones clínicas importantes, como:
Si las anomalías son temporales y el ritmo se restablece rápidamente, generalmente no indican sufrimiento grave.
Si las anomalías persisten o se intensifican, pueden ser necesarias intervenciones médicas (como el uso de una ventosa o una cesárea de emergencia) para proteger la salud de la madre y el feto.
Preguntas frecuentes
El monitoreo fetal no es doloroso y generalmente no causa molestias. Los sensores se colocan sobre la piel y no requieren ninguna intervención invasiva.
El monitoreo fetal debe solicitarse en caso de preocupaciones sobre la salud de la futura mamá o del feto, como contracciones inusuales, dolores o antecedentes médicos.
La frecuencia depende del estado del embarazo y las recomendaciones del equipo médico. Un monitoreo fetal puede realizarse varias veces al mes o con mayor frecuencia según los riesgos identificados.
Los trazados deben ser interpretados por un profesional cualificado. El trazado superior indica el ritmo cardíaco fetal, mientras que el trazado inferior muestra la actividad de las contracciones uterinas. Un seguimiento preciso es esencial para detectar cualquier signo de sufrimiento fetal o complicaciones.
En general, una sesión de monitoreo fetal dura entre 30 minutos y 1 hora, según la situación clínica de la paciente.