El quiropráctico es un profesional sanitario que trata los problemas relacionados con la columna vertebral, así como todas las anomalías asociadas al sistema musculoesquelético. Su labor consiste en diagnosticar estos problemas, tratarlos y prevenirlos.
Esta profesión nació en 1985 en Estados Unidos de la mano del curandero Daniel David Palmer quien devolvió la audición a uno de sus pacientes tras colocar una de sus vértebras en la posición correcta.
El papel del quiropractico
La quiropraxia se basa en el hecho de que los desequilibrios en la columna vertebral pueden tener un impacto en el funcionamiento del sistema nervioso, lo que se debe tratar con técnicas manuales. Por tanto, el quiropráctico utiliza principalmente sus manos y realiza manipulaciones y presiones específicas en la zona a tratar.
En ocasiones utiliza accesorios como el kinesiotape, un vendaje muscular elástico y adherente creado por un quiropráctico japonés en los años 70. Estas tiras permiten aliviar ciertos dolores gracias a sus propiedades específicas. Esta práctica es muy utilizada en el ámbito deportivo, es muy habitual ver a los atletas con vendajes de colores en el hombro, el muslo o el tobillo. El kinesiotaping se utiliza para estimular o reducir las contracciones musculares, cuidar las articulaciones, descongestionar, tonificar, facilitar la cicatrización, etc… Cada color de las vendas de kinesio tape cumple una función específica.
El quiropráctico utiliza camillas de masaje con varios cuerpos para que el paciente puede adoptar diferentes posiciones cómodamente. La camilla es el elemento imprescindible para los profesionales que utilizan métodos terapéuticos manual como los fisioterapeutas o los osteópatas.
El motivo más frecuente para acudir a un quiropráctico es el dolor de espalda, que afecta especialmente a la columna vertebral. Sin embargo, el dolor de cabeza o los dolores cervicales son problemas comunes que pueden ser también tratados por este especialista.
Desde hace tiempo la quiropráctica es una profesión reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero, sin embargo, en España todavía no está regulada y no se reconoce como profesión sanitaria autónoma. Según el Real Decreto 1001/2002 y la Orden CIN/2135/2008 su práctica se incluye dentro de las competencias de los fisioterapeutas. Esto quiere decir que para practicar la quiropraxia es necesario contar con el título de fisioterapeuta.
Es importante señalar que el papel del quiropráctico va mas allá de una simple sesión. Este profesional también puede aconsejarle sobre las posiciones a adoptar en la vida cotidiana, el estilo de vida y la nutrición.
En Estados Unidos, donde esta profesión está regulada, existen aproximadamente 75.000 quiroprácticos, lo que la convierte en la tercera profesión del ámbito sanitario tras la especialidad de médico general y cirujano dentista.
Estudiar quiropraxia
Para ejercer como quiropráctico es necesario contar con un diploma específico expedido por algunas escuelas españolas y que tiene una duración media de cinco años. Estas enseñanzas combinan cursos teóricos con prácticas en la misma escuela y en centros especializados. Una vez obtenido el título superior se puede continuar la formación con la realización de un master de uno año. Este master permite obtener una especialización como: ortopedia, neurología, quiropraxis pediátrica, quiropráctica deportiva, etc….
Quiropraxia en el deporte
Reconocido como una solución sanitaria complementaria por el COI (Comité Olímpico Internacional) desde 1992, la quiropraxia es bastante practicada en el ámbito deportivo. Permite a los deportistas mejorar su rendimiento, prevenir lesiones, aliviar posibles desequilibrios y favorecer la recuperación.
Los atletas de alto nivel trabajan de forma intensiva sus músculos y articulaciones, por lo que son más propensos a sufrir dolores físicos. Es por ello que numerosos deportistas han acudido a la quiropráctica como Usain Bolt, Roger Federer y numerosos jugadores de baloncesto y volley-ball.